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Strongyloides, ¿parásitos beneficiosos?

Hasta donde nos han contado, los parásitos se abren paso dentro de otros seres normalmente más grandes que ellos o incluso viven sobre ellos. Y lo hacen con el propósito de alimentarse a expensas de a quienes parasitan, causándoles perjuicios. Así, el parasitismo se distingue de otras relaciones como el comensalismo o el mutualismo.

Los parásitos más pequeños son los protozoos. Son unicelulares y prefieren conquistar nuevos espacios a través del agua y los alimentos que ingerimos o dejándose llevar por seres más grandes a los que no infectan, pero les sirven de transporte: los vectores. Entre los protozoos más famosos se encuentra Plasmodium, causante de malaria.

Los más grandes son los ectoparásitos. Son generalmente artrópodos y, además de poder servir como vectores, pueden provocar daños por sí mismos. Son ejemplos bien conocidos los piojos y las pulgas.

Entre los protozoos y los ectoparásitos casi olvidamos un grupo: los helmintos. Son pluricelulares, tienen forma de gusano y suelen desplazarse por el intestino, la sangre y otros tejidos. A diferencia de Plasmodium o los piojos y las pulgas, Strongyloides es un helminto poco conocido. Os contamos un secreto acerca de él en el siguiente post.

Strongyloides es un género de helmintos que infecta a humanos y produce una helmintiasis que recibe el nombre de estrongiloidiasis y ésta es una enfermedad tropical desatendida, no se posee información suficiente acerca de ella y es sufrida por un tercio de la población que vive en zonas tropicales y subtropicales, pudiendo llegar a afectar a un 60% de población en algunas regiones.

Pero, aunque en la mayoría de los casos Strongyloides se dedique a parasitar y causar daños en su hospedador, ¿esto es siempre así?

Actualmente se está investigando sobre este tema y hay bastante controversia. Pero la controversia no hace sino indicar que existe la probabilidad, por pequeña que fuera, de que este parásito pudiera dejar de causar daños e incluso ser beneficioso en algunos pacientes que sufren otras enfermedades. Entonces, ¿qué condiciones han de reunir estos pacientes para conseguir los favores del helminto?

Strongyloides se transmite desde el suelo y se fija al intestino delgado. Además, la especie Strongyloides stercoralis puede producir autoinfección: es capaz de reproducirse y reinfectar de nuevo al hospedador por vía fecal-oral, persistiendo, de esta manera, por muchos años en su organismo.

La infección tiene un efecto de inmunomodulación en sus hospedadores, es decir, el parásito toma parte del control sobre el sistema inmune. Así pues, como defienden algunos autores, aquellos pacientes que se ven afectados por enfermedades autoinmunes y trastornos metabólicos como la diabetes mellitus tipo 2 y que estén a su vez infectados por Strongyloides podrían estar sirviéndose del parásito para reducir los estragos que les produce la otra enfermedad que padecen.

Las relaciones, como sucede entre las personas, también son cambiantes entre los humanos y otras especies. En función de las condiciones de un individuo, un parásito podría dejar de producirle perjuicios e incluso proporcionarle beneficios relativos

Referencias:

www.cdc.gov

Zwiernik, Jacek, Tomasz Arłukowicz, Beata Zwiernik, Tomasz Matyskieła, Marta Gimeła-Dargiewicz, Agnieszka Rakowska, Beata Januszko-Giergielewicz, and Ewa Rotkiewicz. 2019. “Therapeutic Applicability of Helminths in Autoimmune Diseases – Literature Overview.” Przeglad Gastroenterologiczny 14 (3): 168–72. https://doi.org/10.5114/pg.2019.88164.

Ashiri, Alireza, Molouk Beiromvand, and Abdollah Khanzadeh. 2019. “Strongyloides Stercoralis Infection in a Patient with Rheumatoid Arthritis and Type 2 Diabetes Mellitus: A Case-Based Review.” Clinical Rheumatology 38 (11): 3093–98. https://doi.org/10.1007/s10067-019-04611-4. Rajamanickam, Anuradha, Saravanan Munisankar, Yukthi Bhootra, Chandrakumar Dolla, Kannan Thiruvengadam, Thomas B. Nutman, and Subash Babu. 2019. “Metabolic Consequences of Concomitant Strongyloides Stercoralis Infection in Patients With Type 2 Diabetes Mellitus.” Clinical Infectious Diseases : An Official Publication of the Infectious Diseases Society of America 69 (4): 697–704. https://doi.org/10.1093/cid/ciy935.

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